Nuestros cuerpos
engarzados...
es la incomodidad más
plácida que encontré
para suplir el espacio
inabarcable
del colchón.
Y es que el sudor del
vapor es el más…
asquerosamente delicioso.
Es eso lo que respiro
cuando el agobio más embriagante
me asombra como una primer
degustación.