Piel de arena
por miedo a la luz de las nubes,
negros los
dientes de tanto masticar
olvidando que la
luz del sufrimiento daba la vida del dolor y el dolor de la vida.
Empanarse en las
playas, descuidar las penas y llorar ante el sol.
Que bien la vida
de vidas de otros pero más propia que nada,
que bien la vida
de otros que sueñan con la de uno.
Lástima los
sudores esfumados en sangre que duelen,
ojos pasivos del
que no conoció los movimientos más amantes de la carne.
La lujuria sólo
cobra amor confidencial
mientras que se
yerguen en él la pena de lo sucio y el desorden.
Se lamen lenguas
perdiendo cuidado del hambre y buscando en otras tierras
felicidades
inentendibles.